Gustavo dirige a su hijo y a sus amigos
Por Martín Wajsbrut
TdeA: Pintaba para fiesta y terminó poniéndose feo el partido.
G: Se descontroló un poco por pavadas. Si se jugaba con concentración había diferencia, y por suerte los chicos del otro equipo no se enojaron. El árbitro estuvo bien, y después de la falta fuerte que hizo nuestro jugador, lo echó. Ya siendo uno menos los chicos no supieron ordenarse y ocurrió lo que ocurrió.
TdeA: Por suerte había una figura mayor que pudo poner paños fríos a la situación y evitar que el conflicto vaya más allá de lo futbolístico.
G: Por supuesto. Además son chicos y si puede haber alguien afuera para que pueda cuidarlos está bueno. Los chicos de ahora son todos rebeldes. Se ve que voy a tener que ver todos los sábados porque mi hijo y los amigos si se quieren pelear los van a terminar echando a todos.
TdeA: Yendo a lo futbolístico, es mejor que pase en pretemporada y no durante el torneo, cuando las consecuencias pueden ser mucho más problemáticas para el equipo.
G: Mucho mejor que pase ahora, pero si siguen siendo rebeldes no pueden formar un equipo, y no se van a poder llevar bien ni entre ellos, ni ordenarse y tampoco hacer la práctica de algo. Si empiezan a faltarse el respeto y querer pelearse porque no les salen las cosas, les terminan echando a uno. No lo comparto y no lo voy a compartir jamás. Uno viene a jugar y si perdimos, perdimos y si ganamos, ganamos y ya está, se terminó.