Por Martín Wajsbrut

 A veces sucede que los mejores equipos de la primera ronda no pueden mantener el nivel por la presión de jugar los playoff. Ese no fue el caso de La Masía, que continuó con lo demostrado en todo el torneo y se llevó el campeonato con holgura. En la final, Macri Gato le planteó un partido parejo durante gran parte del primer tiempo, pero una vez que abrió el partido, el campeón impuso las condiciones y lo jugó a su manera.

Desde el inicio del juego, Martín Ruffa se hizo notar en la cancha. Probó con un tiro al arco en la primera jugada y fue protagonista de otras acciones de riesgo para La Masía. Macri Gato aguantó los embates y comenzó a generar peligro a través de Federico Galarza, que por ese entonces fue un gran dolor de cabeza para los defensores rivales. El partido terminó abriéndose por una pérdida de pelota del arquero que terminó en gol de Kevin Decibe para La Masía.

Lo que hasta entonces era un encuentro equilibrado, tras el gol cambió rotundamente su desarrollo. El golpe fue demasiado duro para Macri Gato y entre el fin de la primera parte y el comienzo de la segunda terminó definiéndose el partido. Martín Ruffa convirtió tres goles seguidos y dejó las cosas 4 a 0. Cuando todo parecía encaminarse a una goleada, Nicolás Sanz se hizo un gol en contra y puso el 4 a 1, pero enseguida se juntó con Ruffa e hicieron un gol cada uno con pase del otro.

Con una diferencia de cinco goles, La Masía aflojó y se volvió un poco más vulnerable. De todas maneras, su rival ya no tenía el mismo ímpetu, aunque pudo acercarse con dos goles de Luca Rosso, con un tanto de La Masía en el medio. El resultado estaba 7 a 3 y todo parecía indicar que así iba a terminar, pero Martín Ruffa tenía algo más en su repertorio: apenas pasando mitad de cancha observó al arquero adelantado y pinchó la pelota para cerrar la consagración con un golazo.